Amores utópicos: Imperfectamente Él.
Un día
más en esta vida insulsa, camino en línea recta, suspendida hasta nuevo aviso, viviendo alguna aventura fugaz
mientras nado en el lodo.
Atrapada,
subsistiendo siempre al mismo amanecer, esperando que vuelvas acordarte de mí para borrar y reescribir
el mismo día en donde perpetuamente me dejas. Sacándome un amante y poniéndome
a otro. Llenándome de gritos o de silencios, siempre dependiendo de tus vagas
ideas.
Suprimes
todo y vuelves a comenzar una y otra vez sin encontrar salida al laberinto de mí
existir que tú mismo has creado. Ser la marioneta que no puedes manejar no es
lindo de vivir.
Estas en todos lados y en ninguno al mismo
tiempo, siendo mi héroe y mi verdugo.
Yo, muda como me encuentro, tengo que soportar
que detengas mi existencia, que revoques cada idea que no llegas a componer,
que aplaces mis sentimientos y omitas los tuyos.
Tengo ganas de gritarte que tal vez, si te
pusieras a caminar a mi lado, podrías encontrar la forma de las curvas, podrías
subir y bajar, hasta ser un viajero del tiempo. Me reclamarías como tuya y
nunca correrías el riesgo de perder.
No te sentirías tan solo, dejarías de estar
aquí y allá para estar en un solo lugar concreto. En el mundo que has creado
para mí todo es posible.
Las hojas de mi vida comienzan a teñirse de
un eterno otoño y se cuela una fría
brisa que trae con ella esperanza, aun puedo ver luz y siento como el suave
viento me columpia en sus brazos, y eso
solo significa que aun no me abandonas.
Puedo escuchar que sales y entras, te siento
dormir intranquilo, escucho tu llanto y sufro por no poder consolarte.
¿Me creerías si digiera que no hay nadie
mejor para ti que yo? Tú me has dado la vida, manejas mis hilos, me has armado
a tu antojo.
Hay veces que te siento hablarme desde lo
alto, otras miles de veces escucho como
me susurras palabras que no eres capaz de trazar. Veo como dibujas mis sonrisas
y borras mis lágrimas.
Hoy me hablaste al oído, me pediste perdón,
una vez mas no sabes que hacer conmigo y tienes nuevas hazañas que contar.
Inconclusa nuevamente, me sumerges a la
oscuridad, escucho que dejas tu pluma a un costado y me encierras nuevamente en
el cajón. El silencio me aturde.
Tal vez, para quien escribe tu cuento, no es
momento de una aventura juntos. Creo que ella no quiere compartirte con nadie y
por eso te hace vivir asfixiado de soledad, o quizás ella no sea un ella, y él
tenga tantos celos de tu divina imperfección que no quiere escribirte una
historia feliz.
Si me dieras voz yo
gritaría para pedir tú felicidad, no me importaría quedarme atrapada en esta
hojarasca si él o ella te dieran un cuento de reyes, o una musa para que me
hagas avanzar en amores que no ansío, todo lo toleraría por ti, aunque eso me llevara a un universo
en donde tú no existas.